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Una avenida cuajada de luces

Una avenida cuajada de luces se abrió ante ella. Tranvías repletos de gentes alegres, de niños que llevaban osos peludos y payasos de trajes vistosos, corrían entre regueros de chispas y campanilleos ruidosos. Hacia el corazón de la ciudad, rojo temblor de luz en el cielo, llevaba una muchedumbre anónima su ruidosa despreocupación. Entre ellos, Pichuca era un trapito sucio y maloliente. En vano levantaba los ojos hacia sus caras. No respondían, egoístamente distraídos. Sentíase sola. Y entonces, en un gesto de angustiosa defensa, apretaba el retazo de pañuelo contra su busto descarnado. Y esto quería decir mucho; por lo menos, el no tener un juguete, cualquier cosa que apretar contra su corazón, henchido de misteriosas aspiraciones, ávido de goces imprecisos.

Chile, país de rincones
Mariano Latorre
Universitaria
Página: 67
Año de publicación: 2001
Genero: Narrativa