Café Haití
Bastante amplio, sin mesas, el Café Haití es una continuidad de barras aéreas onduladas, sobre las cuales se afirman los clientes mientras beben, produciendo un constante rumor de conversaciones mezclado con los silbidos de vapor de las máquinas. Es allí donde me ha citado el Chico Vélez, quien me recibe con palmotazos y exclamaciones. Me presenta a su acompañante, Teófilo Cid. Desde entonces me reuniré con ellos día tras día, por largo tiempo, simplemente por estar juntos, para conversar a veces, mirar a los que pasan, entran y salen, recibir a otros contertulios, esperar que ocurra algo.
Fantasmas literarios. Una convocación.
Hernán Valdés