Mi vieja cuadra
Espacio mágico,
En que fui ladrón
Y policía
Indio, vaquero,
Y también estatua.
Los adultos se refugiaban
En el borde de tus aguas
Que no osaban franquear
Y miraban asombrados,
Desde atrás de las ventanas, caprichosas golondrinas
De un verano inextinguible.
Bicicletas y pelotas,
Rondas y carreras,
Sorpresas y triunfos,
Se enmarañaron
Dentro de tu pentagrama
De aceras grises,
Para hilar sólo con luces
Los tocuyos y percalas
De mi niñez.
Me inscribí en todos tus cursos:
El trompo, las bolitas y el emboque.
Tras hacer guardia
En tus esquinas,
Me diplomé
De caballero.
Me alejé por los caminos,
Pero tu flor jamás se desprendió
De mi solapa.
Mi vieja cuadra,
Eres un témpano
Que emerge intacto
En un mar siempre orgulloso,
Cuyas aguas no envejecen.
Bajo la línea de flotación
Se hunde la esencia
Imborrable de tus surcos
Que sustentan vendimias
Asoleadas
Y ennoblecen inéditas arrugas.
Mi calle Condell,
En el tramo de Prat a Baquedano,
Fuiste tú el claustro
Donde la brisa recaló segura
Y discutió con el sol,
Para, luego, colmar las cantimploras
De las andanzas.
Tú fuiste el Aula Magna de la hombría
Y el resumen más cabal
De todas las avenidas
Del universo