Cerro el Ancla
Mi ciudad tiene un saludo
para todo forastero.
Por quien viene y quien se va
echa su pregón al viento,
encumbrado gallardete
con su dialecto de puerto.
Sus manos han hilvanado
un gigantesco pañuelo,
tatuado un ancla con nubes
sobre la carne del cerro,
… gaviota maravillada
sobrevolando en el tiempo.
Sus alas claras se agitan
para transportar un beso,
para llamar al que pasa,
para señalar el cielo.
El ancla del gringo Hicks
es el ancla de mi pueblo,
es albura de salitre
en la frente del minero,
es espuma de las cumbres
lanzada a los firmamentos.
Cuadernillos de poesía
Gerardo Claps Gallo
Imprenta Italiana
Página:
29