Ancud en llamas
Hacia el lado de Ancud se veía humo alumbrado por un resplandor color naranja, que por momentos aumentaba con fogonazos de mayor intensidad. Corrían las personas en dirección al lugar del siniestro y, una vez que tranquilizó a su gente, Steward hizo lo mismo, en un intento de ayudar en algo. Desde lo alto de la cuesta que había que subir antes de tomar el plano que conducía a la ciudad, se divisaba un panorama desolador. Densas nubes de humo cubrían toda la zona, rotas por momentos por largas lenguas de fuego que avanzaban ayudadas por el fuerte viento del noreste, que comenzaba a soplar. Se oían gritos pidiendo ayuda e imprecaciones de toda clase. Cada hombre trataba de hacer lo humanamente posible por ayudar, pero todo esfuerzo era vano, pues, el fuego avanzaba inmisericorde en las habitaciones de madera, único material empleado en las construcciones