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Un vaho caliente y pastoso

Después de comida echamos andar por las calles del puerto, esas estrechas calles que nacen y mueren casi en el mismo sitio, detenidas por los cerros y por el mar; se veían transitadas por gente vacilante, que tan pronto era absorbida por las cantinas como expulsadas de ellas, abriéndose puertas de súbito, como a puntapiés, y dejando salir, junto con ellos, un vaho caliente y pastoso, notas de piano que parecían sonar bajo del agua, y gritos, risotadas... nos detuvimos en una de las bocacalles de la Plaza Echaurren, que con iluminación pobre y sus árboles de oscuro follaje parecía un pozo de sombra dividido por la amarillenta faja de luz de la calle

Lanchas en la Bahía
Manuel Rojas
Zig-Zag
Página: 65
Año de publicación: 1932
ISBN: 9789561231528
Genero: Novela
Recomendado por: Conrado Soto Karelovic