Pasajes exclusivos
En la plaza reconoce algunos monumentos, algunos árboles, la larga escalinata que conduce a la piscina pública, pero no mucho más. Donde antes estaba el supermercado ahora hay un edificio municipal o algo así. Enfilamos ahora hacia la villa donde ella vivía. Han cerrado los pasajes con un vistoso portero eléctrico. Lucila Godoy Alcayaga y Neftalí Reyes Basoalto parecen ahora pasajes más exclusivos o al menos lo suficiente como para compartir la paranoia sobre la delincuencia. Se ven muchos autos estacionados al interior. Logramos colarnos después de unos niños que vienen en bicicleta. Claudia mira la casa en silencio un instante, pero luego toca el timbre. Estamos buscando a un gato, le dice a un hombre que sale con la camisa fuera del pantalón, como si hubiera estado desvistiéndose. Claudia le explica que es un gato blanco con negro. El hombre la mira con curiosidad, seguramente la encuentra deseable. No he visto a un gato en blanco y negro, yo veo en colores, dice, y pienso que hace muchos años que no escuchaba un chiste tan fome. De todos modos reímos, nerviosos. La casa es ahora de un extraño color damasco y en vez de persianas hay unas cortinas floreadas horribles. Pero nunca fue una casa linda; ni siquiera fue una verdadera casa, dice Claudia, con tranquila tristeza.