El balido de la degollada
En la mañana, en las primeras horas, el Matadero no presenta ningún carácter particular. No se sienten ruidos, La puerta antigua, las murallas patinadas por los años, el sol y la lluvia, el techo hecho de tejas y la forma total del edificio dan una impresión de casa antigua. Cree uno que entrando, va a encontrar un ambiente de siglo dieciochesco. La impresión total es la misma que produciría una gran fábrica silenciosa. Sólamente se oye, de rato en rato y lejanamente, el gruñir desesperado de un chancho o el balido de una oveja a quien degüellan.
Pacífico Magazine, 1917
Manuel Rojas
Página:
512
Año de publicación:
1917
Genero:
Crónica